Cuela nace por la nostalgia que vivimos tres amigos cuando estuvimos viviendo fuera de Puerto Rico. Dos radicados en Madrid y otro en Washington D.C., no encontrábamos una manera eficaz de poder conectarnos con los caficultores y/o torrefactores locales para adquirir un café puertorriqueño de calidad y recién tostado.
Aunque sí, ya existían plataformas en línea que apoyaban café puertorriqueño, no lo hacían con el énfasis de educar al consumidor sobre la historia del producto y de las personas que estaban detrás de la tostadora o desde la parte inicial como lo es el cultivo de la planta. Esto nos motivó a crear una solución que estrechó la brecha entre el caficultor y consumidor de manera que se pueda enriquecer el ritual y la cultura de una buena taza de café.
El café, como industria en Puerto Rico, lleva más de 280 años; y en el siglo XIX, siendo una isla 100x35, nos catapultamos como el sexto mayor productor de café del mundo. Este producto es nuestro fruto bendito que ha ganado reconocimiento internacional y tenemos que volver a ello. El café en Puerto Rico se ha visto afectado por diversas razones, como lo son los fenómenos naturales, plagas y escasez en mano de obra por el consistente exilio de boricuas hacia el extranjero.
Sin embargo, se sigue trabajando duro para mantener viva esta industria que representa mucho valor económico y social para el puertorriqueño de aquí y para el que vive fuera de la isla. Por tal razón, nos dimos a la tarea de utilizar la tecnología (e-commerce) para exponer y comercializar diversas marcas artesanales de café puertorriqueño y, a su vez, servir como un canal que permita maximizar la venta de una manera más consistente. La idea es servir como una entrada económica sólida que ayude a la sustentabilidad de la zona montañosa del país.
Reconocemos que hay una merma de café por el paso del Huracán María, pero hay muchas fincas que están en proceso de rejuvenecimiento y con grandes proyectos de cara al futuro. ¡Estas son excelentes noticias! A nosotros nos enorgullece destacar la resiliencia de las marcas artesanales y, el hecho de que sigan operando, nos motiva a ayudarlas para que la industria tome vuelo y se reinvente con más fuerza.